El alcoholismo es una
enfermedad crónica y progresiva que deriva de la ingestión excesiva y no
controlada de alcohol. Poco a poco, el alcohol se convierte en una droga para
la persona que bebe, que sirve para cambiar el estado de ánimo, más que una
bebida que se toma como parte de una costumbre social. En un principio, la
persona muestra mucha tolerancia al alcohol, en algunas ocasiones parece que no
le afectara, pero luego el bebedor empieza a tomar más de lo que su organismo
soporta, y el embriagarse se vuelve lo más importante y algo normal, luego esto
avanza con que la persona pierde el control sobre la bebida sin saber cuánto
puede llegar a tomar. Es aquí donde el alcohol es ya una adicción y la persona
siente que no puede dejar de beber. En general, es importante tener en cuenta que ha habido un cambio considerable en las costumbres sociales que favorecen de alguna manera el consumo de alcohol, los jóvenes de hoy tienen una mayor independencia económica que les permite entrar en la sociedad de consumo. En definitiva, podríamos decir que tanto el alcohol como otras drogas, están en nuestra sociedad porque cumplen determinadas funciones, entre las que están: servir de elemento de integración para algunos jóvenes y de evasión para otros. Esta situación se debe a una serie de factores, como violencia intrafamiliar, crisis de identidad, conformación de grupos, cuestionamiento de la autoridad, desarraigo de los padres y búsqueda de ideales, entre otros, los cuales conducen a actuar inadecuadamente, apropiándose de modelos que los perjudican, el alcohol es uno de ellos, sin darse cuenta que se están convirtiendo en un adicto.
La mayoría de los
jóvenes han consumido alcohol por lo menos una vez en su vida y, quizás, haya
tomado en más de una ocasión. Esto puede ser normal, pues el que un adolescente
tome bebidas alcohólicas son caracteres típicos de su edad, al igual que lo son
los conflictos generacionales, la confrontación de ideas y actitudes, pero
cuando el joven lo hace con frecuencia y sin medida su vida se ve afectada en
términos de desempeño y calidad, entonces el problema ya pasa a otra
etapa.
Entre las principales
consecuencias existen: falta de responsabilidad y de cumplir con labores
diarias, se presenta problemas de retención y de juicio, inicio de pleitos
frecuentes con amigos y discusiones constantemente, se presentan dificultades
para conciliar el sueño, falta de apetito o come en exceso, especialmente
alimentos dulces, problemas de falta de concentración, entre otros.
La
lucha anti alcohólica consiste principalmente en educar a la gente contra el
abuso del consumo de bebidas alcohólicas, sobre todo en personas que están en
la edad de inicio de desarrollo (14 a 15 años). En los últimos años, los responsables de Salud Pública de
diversos países, han dado luz verde a distintas campañas sobre prevención del alcoholismo, con las
que se ha pretendido por una parte, hacer énfasis en que es un problema real de
salud pública, contra la idea de tolerancia y permisividad, que dicho sea de paso, no se da con otras
sustancias tóxicas, y de por parte, informar respecto de la prevención de esta
enfermedad, como el medio más eficaz para combatirla.
La detección temprana
de un problema de alcoholismo es la clave para ofrecer al ayuda y evitar que se
vea envuelto en una espiral de deterioro personal y familiar como consecuencia
de una enfermedad crónica, progresiva y mortal, como es la adicción al alcohol
. Es necesaria la ayuda de un especialista, detectar la existencia de una
dependencia en sus inicios y con esto se puede ayudar a prevenir la
progresividad de la enfermedad. En los jóvenes predomina un sentimiento de
encontrarse perdido, de no encontrar el rumbo. Esta desorientación debida a los
cambios que está experimentando tanto física como mental y emocionalmente, se
agrava y se complica aún más cuando el joven desarrolla una adicción.
La
Organización Mundial de la Salud (OMS), según un estudio publicado el 12 mayo del
presente año refiere
que Chile es el país donde se dan los índices más altos de ingesta per-cápita
de alcohol, este estudio afirma que el consumo de bebidas alcohólicas anual per-cápita es de 9,6 litros, y si esto se hace más específico revela que
los hombres chilenos consumen en promedio 13,9 litros per cápita anualmente, y
las mujeres chilenas consumen 5.5 litros. Esto deja a Chile posicionado como el
país más bebedor de la región.
A
nivel mundial la ingesta de alcohol puro es de 6.2 litros per-cápita, esto fue
descrito por Shakhar Saxena, director del departamento de salud mental y abuso
de sustancias de la OMS, dejando a Europa como el continente con mayor consumo (10,9
litros per-cápita) y quedando en segundo lugar
América Latina (8,9 litros per-cápita). Este estudio mide el alcohol puro ya
que los niveles de alcohol etílico para una bebida en especial cambian según
cada país.
El informe revela que este
consumo excesivo provocó más de 3,3 millones fallecidos en el 2012, lo que
equivale a un 6% de las muertes en el mundo. Al dividirlo según
sexos, en los hombres causó 7,6% de muertes en el año 2012, y en mujeres
un 4% de muertes.
Independiente de que
el consumo de alcohol se da de forma transversal en la sociedad, hay grupos de
edad en los cuales es mucho más vulnerable, como la población en edad escolar.
Esta es una edad de alto riesgo debido a que si sucede es porque generalmente
el menor de edad se encuentra en un contexto o patrón de riesgo, el cual
desencadena en el consumo de alcohol.
Se dice que el consumo
intenso de alcohol es de más de 5 tragos en una ocasión, o en un período de
tiempo determinado, este hábito se ve principalmente en la población joven lo
que puede llevar a otras consecuencias como: conductas sexuales de riesgo,
episodios de violencia, accidentes, y otros problemas que se presentan en la
juventud. (Castroand et. al., 2012; Miller, Naimi, Breer & Jones, 2007).